Seguramente has escuchado en distintas ocasiones el término acero al carbón, pero aún no sabes a qué se refiere, y esa duda te ha traído hasta aquí. Pues bien, al hablar de acero al carbón nos referimos a una aleación entre hierro y carbono, que también puede involucrar elementos como manganeso, silicio y cobre en porcentajes mucho menores.
En la actualidad, alrededor del 90% de la producción de acero en el mundo es de acero al carbón, mientras que el 10% restante corresponde a otras aleaciones. Esto es resultado de las características del material y la gran cantidad de usos que tiene, temas de los que te hablaremos en este artículo. ¡Continúa leyendo la información que preparamos para ti!
¿Qué tan bueno es el acero al carbón?
El acero al carbón es un muy buen material, puesto que brinda una gran resistencia al desgaste. Además de su dureza, que es su característica principal, también es la razón por la que se usa en la elaboración de herramientas y utensilios como cuchillos, pues dura afilado por más tiempo que otros metales.
El acero al carbón es un buen material de construcción, siempre que se utilicen sus características en beneficio de la obra de manera adecuada. Cómo sin duda ya sabes, los productos deben elegirse de acuerdo con la función que van a desempeñar y considerando el entorno en que se van a instalar.
¿Cuáles son las características del acero al carbón?
El acero al carbón es un material que ofrece algunas características especiales gracias a la relación entre acero y carbono que tiene proporciones bastantes más elevadas que otras aleaciones.
El aumento en los niveles de carbono aumenta las propiedades mecánicas del material en cuanto a su dureza y resistencia, por otro lado disminuye su ductilidad, así como su soldabilidad y su elongación. Es decir, hay que tener cuidados especiales al soldar y puede llegar a romperse si se estira en exceso.
Esto lo hace especialmente útil para su uso en construcción como sucede con la lámina negra, pero no debe utilizarse en elementos que requieran flexibilidad. Caso especial es el acero al carbono utilizado para los amarres, pues recibe un tratamiento de calor por el que se obtiene el alambre recocido de gran flexibilidad.
A su vez, el aumento en el porcentaje de carbono también aumenta la fragilidad del material en climas fríos, lo que puede convertirse en un riesgo si no se toma en consideración a la hora de implementar su uso en cualquier tipo de construcción.
¿Cuáles son los tipos de acero al carbón?
Cuando hablamos de acero al carbón podemos referirnos a cualquiera de sus tres tipos, que se clasifican de acuerdo con la cantidad de contenido de carbono en el material. Eso también tiene relación con el tipo de aplicaciones que se le darán.
Alto contenido de carbono: presencia de entre 0.6 y 2% de carbono. Es el tipo de acero al carbono más resistente, pero también el menos dúctil. Se pueden hacer aleaciones con otros elementos para incrementar su dureza y se usa para fabricar herramientas.
Medio contenido de carbono: presencia de entre 0.3 y 0.6% de carbono. Son más resistentes que los de bajo carbono, pero menos dúctiles. Se emplean en la fabricación de engranajes, ejes y chumaceras. Se requieren cuidados especiales al soldarlas.
Bajo contenido de carbono: presencia de entre el 0.02 y 0.3% de carbono. Se trata de un material blando, trabajable y dúctil, que se suele utilizar en la industria automotriz, tubería, varilla corrugada usada como refuerzo y elementos estructurales.
¿Cuáles son los usos del acero al carbón?
El acero al carbón tiene usos y aplicaciones en todo tipo de industrias, desde la manufactura a la construcción. Es especialmente preferido en los proyectos que requieren fuerza, dureza y resistencia ante el desgaste.
Es por esta razón que el acero al carbono se emplea en la fabricación de herramientas de corte, la creación de cables de acero, resortes, cuchillas y más. Debido a sus propiedades es utilizado en la tubería para el transporte de fluidos como gases y líquidos como aguas tratadas.
En resumen, el acero al carbono puede tener casi tantos usos y aplicaciones cómo los otros tipos de acero, incluida la construcción. Es con este material que se produce el alambre recocido y el alambrón necesarios para los amarres de castillos, además de los perfiles de acero, por poner sólo algunos ejemplos.
¿Qué es mejor: acero inoxidable o acero al carbón?
El acero al carbón es mejor que el acero inoxidable para algunos proyectos, pero para otros el material inoxidable será mejor. Como a menudo decimos en este blog, todo depende del tipo de proyecto que se esté desarrollando.
Debido a que ambos materiales tienen características distintas, pueden adaptarse a diferentes entornos o aplicaciones dentro de una misma obra. Aquí te contaremos algunas de estas diferencias.
Apariencia física: el acero al carbono es negro y suele tener un tono opaco, aunque con un recubrimiento puede obtener un acabado brilloso. Por otro lado, el acero inoxidable tiene un acabado lustroso, y puede volverse aún más brillante aumentando el cromo.
Resistencia a la corrosión: el acero al carbón no cuenta con recubrimiento alguno y la única resistencia que ofrece es la capa de óxido natural que le da su color, por lo que es susceptible al deterioro. Por otro lado, y cómo su nombre lo indica, el acero inoxidable crea una capa protectora constante que evita la corrosión.
Aplicaciones específicas: el acero al carbono se utiliza a menudo en proyectos de fabricación o producción en los que queda oculto a la vista. Asimismo, el acero inoxidable se emplea en artículos de construcción y diseño visibles, incluidos utensilios y electrodomésticos.
Costos: el acero al carbón es un material económico y abundante por su falta de recubrimientos adicionales. Mientras que el acero inoxidable es considerablemente más costoso por incluir elementos como níquel, cromo manganeso y más en su aleación.
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